LAS PERUANITAS EN CROACIA ORGANIZARON LA REUNIÓN ANUAL
El otro día, exactamente el domingo pasado, las peruanitas en Croacia organizamos la reunión anual que ya se está volviendo tradición. Fuimos unos cincuenta contando a los esposos e hijos. Algunas no pudieron asistir a la reunión por diversas razones. Lo que lamentamos pues se perdieron una amena, bulliciosa pero entrañable velada.
En realidad la intensión de esta fiesta es primero, vernos todos reunidos en un lugar acordado y luego comer algo peruano!! Si, pues, ya lo adivinaron. Es una comilona para la que cada una de nosotras traemos nuestra especialidad habitual. Anamaría ya es conocida por su Caucau, Karina por su arroz chaufa, yo llevo causa limeña. Cecilia hace unos alfajores de maravilla y Verónica una torta de tres leches para chuparse los dedos. No he mencionado todo el menú adrede para dejar algo en el misterioso rincón de la curiosidad.

Como había llovido los días anteriores a la fecha convenida tuvimos que pasar al plan “B”. Pues la idea original era reunirnos al borde de uno de los lagos de Zagreb. La hierba estaría mojada, los niños no podrían echarse sobre el gras y además habían pronosticado tiempo inestable.
UNA REUNIÓN GENIAL
Pero no resultó mala la idea de reunirnos en un departamento que sirve de escuela o academia de inglés en el centro de la ciudad. Precisamente sobre uno de los parques de la Herradura Verde. Que es una U de parques en la zona central de la Ciudad Baja.

Al final del día fuimos nosotros, los que nos quedamos a recoger los salones, hasta el parque de Zrinjevac. Uno de los muchos parques de Zagreb. Allí donde hay una glorieta en el centro. Allí los niños jugaron alrededor del pabellón persiguiendo a Laval en su bicicleta. Luego corrieron por la hierba hasta la fuente que llamamos “el hongo de Hermán Bollé”. Que en realidad es un surtidor en forma de champiñón.
Pero lo más importante en ese momento fue que me di cuenta de algo que no había registrado en mi memoria. Pues el parque de Zrinjevac se había vuelto un parque público como los de Londres en los que apenas sale el sol la gente se echa sobre frazadas y mantas a disfrutar del calorcito. Este Zrinjevac que siempre había sido un parque decorativo y rígido, ahora tenía otro sentido y vivía una agradable sorpresa personal.